Cuando no tienes las palabras necesarias y oportunas.
Cuando temes perder al decir lo que no quieres.
Cuando quieres probar si aquella alma es capaz de leer la tuya.
Cuando no tienes valor para expresar lo más hermoso dentro de ti
Cuando no puedes decir “no”
Cuando sólo quieres alejarte sin dejar que alguien te comprenda…
Cuando quieres decir a esa persona que la necesitas, pero que sabes que nunca estará contigo.
Cuando no quieres dar libertad al “amor de las palabras”.
Cuando temes perder al decir lo que no quieres.
Cuando quieres probar si aquella alma es capaz de leer la tuya.
Cuando no tienes valor para expresar lo más hermoso dentro de ti
Cuando no puedes decir “no”
Cuando sólo quieres alejarte sin dejar que alguien te comprenda…
Cuando quieres decir a esa persona que la necesitas, pero que sabes que nunca estará contigo.
Cuando no quieres dar libertad al “amor de las palabras”.
Se guarda silencio en los hospitales, en las salas de velatorios, en las sesiones solemnes y en el consultorio odontológico. Se guarda silencio por pudor, por respeto, por dolor, por el dolor que es incapaz de convertirse en llanto. O cuando el llanto se agota, y agota al que llora. También se guarda silencio por temor, cuando resbala un plato del gabinete de la cocina, y los que escuchan el estruendo imaginan lo peor. Silencio después del estruendo. Después de la agonía, del orgasmo, del choque, del disparo. Habría que aprender a callar sin otro motivo que la propia voluntad. Callar para escuchar. Callar para mirar. Callar para aprender. Callar para callar. Callar, para convertir el silencio en un cómplice. Para saber si el eco existe.
Callar, porque no todo lo que nos conviene escuchar nos lo dicen al oído, con la intimidad de una confesión, con el volumen de un grito, con el acento de las grandes revelaciones. Callar, para comprender que el silencio es el antifaz de los sonidos más hermosos. Habría que aprender a callar y hacerse amigo del silencio para que no nos sorprenda en la tumba.
Fernando Quiroz.
Reproduciendo este escrito de Fernando Quiroz, no intento hacer una apología del silencio. Reconozco el inmenso valor de la palabra y lo importante de expresar y exteriorizar con ellas lo que uno piensa y siente. A través de ellas crecemos, evolucionamos y nos relacionamos con nuestros congéneres, como así también con cada nueva que incorporamos y lo que ella significa, agrandamos nuestro contexto. Sin embargo revalorizo el silencio como una forma más de expresarnos, tanto como una mirada, un gesto, una sonrisa, un apretón de manos o un abrazo. Por todo eso, cuando alguien se expresa a través de sus silencios, solo resta interpretarlo y por sobre todas las cosas, respetarlo.
QUEDO EN SILENCIO :
ResponderEliminarMARCE QUERIDO .
CASI VIVO DE SILENCIO.
ÉL ME ALIMENTA Y OXIGENA.
OXÍGENO QUE ME DA LA CALLE SUCIA Y ROTA O LAS VOCES ALTANERAS QUE PUEDO ELIMINARLAS CUANDO QUIERO PORQUE VIENEN DE LA TECNO.
SILENCIO QUE ME TOMO DESDE HACE DIECIOCHO AÑOS .
SILENCIO Y LIBERTAD VAN DE LA MANO,UNIDAS DAN FORTALEZA Y COMPAÑÍA .
SILENCIO,EL PADRE DE LA SABIDURÍA .
BACI......................estela
Hola Estelita!, no sabes lo mucho que valoro que te hayas dado una vuelta por acá y además con ese párrafo, solo digno de una poeta como vos.
ResponderEliminar"...silencio y libertad van de la mano, unidas dan fortaleza y compañía." aún resuenan en mi interior...
Un beso enorme.