lunes, 14 de diciembre de 2009

Te deseo primero que ames.

Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de
olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso
malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que
por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.

Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que,
algunas veces, te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea
justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil, mas no insustituible.
Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante, no con los
que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con
los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que
haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado
deprisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es
necesario dejar que influyan en nosotros.

Te deseo de paso que estés triste, no todo el año,
sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena,
que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima,
por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean,
seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro
y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto
matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla, por más
minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero, porque es
necesario ser práctico.
Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y
digas:
«Esto es mío», sólo para que quede claro quien es el dueño de quien.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno, puedas llorar sin
lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena
mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando estén
exhaustos y sonrientes, hablen sobre amor para
recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.

Victor Hugo.

4 comentarios:

  1. MARCE QUERIDO:
    Volcaste al blog ,los verdaderos ideales de cada uno .
    ¿Todos los tienen? Tal vèz si.
    ¿Todos los practican?
    Serìa un mundo maravilloso si asì fuera.
    ¿Todos aman con la misma intensidad?
    ¿Todos son fieles?

    A veces pienso que muchos atesoran las palabras de Victor Hugo.
    Pocos las comprenden ,yo sì te comprendo y me halaga que encuentres escritos que nadie encuentra y yo sea tu lectora ,me halaga leerte .
    En mi poesìa "De vivir tambièn se muere"(està en mi blog) hay algunas lìneas ,nada que ver con el Maestro,fue la primera que hice.
    Gracias Marcelo por brindarnos cosas maravillosas .
    Baci,suerte y fortuna...........ESTELA

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  2. Viste Estela, tremendo escrito éste de Victor Hugo que data del siglo XIX, y siempre vigente. Evidentemente hay temas que son atemporales y su impronta se debe a la manifestación de la naturaleza humana, a sus sentires y pesares, más que con el momento en que fueron escritos.

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  3. Lo acabo de leer y realmente todo estan cierto, realmente me llegó al alma, y mientras lo leia pensaba en los seres que amo y quiero compartirlo con ellos.

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  4. Lamento no saber tu nombre, pero me alegro mucho que estas líneas transcriptas te hayan servido tanto como a mí.
    Es un honor tenerte por aquí, y te agradezco que te hayas tomado el trabajo de dejar escrito tu pensamiento.

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